En este día de celebración a la madre, todos nos sentimos
inspirados a celebrar a la mujer que nos ha otorgado con su esfuerzo corporal,
ni mas ni menos que la vida y existencia. Sin demeritar la colaboración del
papá; nos enfocamos en hacerle sentir, a ella, toda nuestra gratitud por
crecernos y criarnos.
Poco pensamos en aquellas mujeres que no somos/fuimos, o
hemos sido mamás. En todas las mamás, en decisión, que lo han intentado y que
por una u otra causa, no han podido ser. La indecisión, la naturaleza, el
tiempo, Dios, o cualquier circunstancia, también han abonado en impedirle que
lo sean. Mujeres que han declinado el proyecto inicialmente, y luego no han
podido. O simplemente a quienes no se les dio la oportunidad.
¿Alguien piensa en ellas?, ¿Quién festeja su día de no
ser mamás?. A lo más, te consuelan galanteándote por ser mamacita!. Como si eso
te hiciera digna.
A ellas, a nosotras, va dedicado este artículo.
Ser mujer encierra miles de implicaciones y, la que tarde
o temprano por naturaleza nos interpela, es la de ser mamá. Susanita, aquel
entrañable personaje de Mafalda, representa lo que muchas de nosotras siendo
pequeñas, soñamos alguna vez: hijos, casa, marido, perro? en fin, una familia
feliz!.
La trama de casi todos los cuentos con que soñamos de
pequeñas. Así crecimos. Esas fueron las semillas que se sembraron, y luego la
realidad nos sorprende con sus delicias.
En Estados Unidos, 1 de cada 5 mujeres, supera la edad
fértil, sin tener hijos. En los años 70´s era 1 de cada 10. Evidentemente, la
tendencia va en aumento. Es una mayoría que crece silenciosamente.
No es cómodo
hablar de estos temas, a menos que sea un contexto profesional, para tomar
decisiones trascendentes.
En consulta logoterapeutica, es un tema recurrente: no
fui mamá y, ¿ahora qué sentido tiene mi vida?. Muchas de mis amigas y colegas
que no han tenido hijos, refieren tener vidas profesionales, en su mayoría,
plenas y exitosas. Otras, van luchando en la jungla de la supervivencia, con
una libertad acotada de movimiento y reconocimiento profesional; pero,
¿realmente tienen una vida solitaria y sin sentido?. Algo que a veces incomoda
ver, aceptar o reconocer, desde la realidad personal de cada una, según se
viva.
Vale la pena preguntar si no ser mamá, es una elección
personal, o la decisión/resignación debido a las circunstancias de la vida.
Una investigación dirigida por Catherine Hakim,
científica social británica, realizada en 25 países; concluye, que la decisión
de no tener hijos de forma voluntaria suele ser mayor entre los hombres, que
entre las mujeres. Y que sumando ambos géneros, menos del 10% descartaron la
posibilidad de ser padres por decisión propia.
Muchas mujeres han decidido, o se han resignado, a ya no
ser madres, al cumplir 40 años o más, por los riesgos que ello conlleva o por
cuestiones económicas.
Otras, aún tienen la esperanza de que aparezca el hombre
que esté dispuesto a emprender un proyecto de familia juntos; unas más, buscan
las opciones de inseminación artificial o congelación de óvulos. Y otro grupo,
afronta el dilema de querer, pero no poder.
Según la OCDE, la No maternidad se relaciona con la
formación; pues el porcentaje de mujeres, no madres mayores de 40 años, aumenta
en los casos de mujeres con estudios superiores. Según la Psiquiatra francesa
Geneviève Serre, el perfil de mujeres que se inclinan por esta opción,
involucra a mujeres profesionistas, ejecutivas y citadinas.
Las mujeres, por nuestra naturaleza, nos enfrentamos a la
decisión de la maternidad tarde o temprano. Resulta un desafío cuando
simplemente se presenta, y uno tiene que decidir si lo toma o lo deja. Pero
parece ser aún más confrontativo, cuando no se presenta en el periodo natural
de fertilidad femenina y, la vida nos obliga a tomar la elección/resignación de
ser o no ser madres.
La llegada natural de los hijos, idealmente, se da cuando
existe una pareja, en matrimonio o no; Con ella se decide, o llegan los hijos a
conformar la familia. Pero, ¿qué pasa cuando ni siquiera hay pareja, y la
biología nos obliga a tomar la decisión? Nunca leí un cuento, cuando niña,
donde le ocurriera eso a la protagonista. Ya que siendo joven; todo mundo te
dice que no pasa nada. Pues aún hay tiempo; aún estás dentro de edad; que esas
cosas llegan solas; que no te apresures, porque entonces es peor, y tu misma
alejas las posibilidades. Así vamos confiadas por la vida, creyendo todos estos
cuentos; hasta que llega la edad de ya no estar joven ¿y entonces?...
Una cosa es resignarse cuando una se embaraza, o
resignarse cuando ya no se puede tener bebés; pero es muy distinto cuando no se
han tenido y se puede todavía elegir. Puedes elegir la resignación, o elegir la
maternidad a pesar de no tener pareja. ¡Puedes esperar que la vida te
sorprenda!.
Conozco algunas compañeras existenciales que en consulta,
señalan que su sentido de vida son los hijos y, que viven y mueren por y para
ellos. Pero cuando los hijos hacen su vida, y se van lejos de los padres; la
vida pierde por completo su sentido. Porque nunca construyeron sentidos
propios, sino se volcaron en el inmenso y profundo amor de madre hacia sus
hijos. Las preguntas que se elevan demandando una respuesta son, ¿y dónde
quedan ellas, sus sueños y su sentido de vida?.
¿En quién me convierte NO ser mamá?, ¿cómo percibo las
miradas de los otros sobre mi al No ser mamá?, ¿cómo me valido, yo misma, en
este estadio?, ¿cómo se transforma mi identidad, personalidad y hábitos de vida
cuando decido serlo sola?.
¿Es verdad que las personas serán mas felices si tienen
hijos?.
¿Los hijos se convierten en un sentido de vida?.
O simplemente, ¿tengo hijos para "darle" un sentido a mi
vida?.
Ursula Martínez Monterrubio.
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